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viernes, septiembre 17

Algunos hombres malos

'Hola, soy Lola, tengo 24 años y estudio diseño de interiores'. Así fue como me presenté al que luego fue mi marido y posterior ex-marido.

Entró por la puerta de mi oficina un día de lluvia. Estaba empapado. La camisa la tenía ceñida al cuerpo y pude notar la tableta de chocolate tan tremenda que tenía.
Como compañero era un capullo, pero cuando coincidíamos en el bar a la hora de comer me regalaba sonrisas y cumplidos que yo, como soy así de corta algunas veces, no sabía interpretar.

Tal fue mi despiste con las señales del amor, que un día sin más me dejó caer que no tenía con quien pasar las navidades, así que le invité. Primero miró al techo, luego al suelo, después a mis ojos y sonriendo me dijo 'creí que nunca te enterarías'. La verdad es que tengo que reconocer que no me enteré. Incluso en ese momento no pensaba que quisiese nada conmigo. Un tipo tan buenorro como él y tan espectacular ¿dónde iba con una chica pequeñita, delgaducha con ropa de mercadillo?

Pues sí....Sí....Me enamoré perdidamente de él. Me trataba de maravilla. Me llevaba a buenos restaurantes y a lindos sitios a por ropa nueva. Aprendí mucho de él.
Un día, al poco de vivir juntos y tras un maravilloso crucero de luna de miel, me prohibió bajar a por el pan con una falda roja, una camiseta negra y unas chanclas de ir a la playa.
Otro día, me dijo que no me riera en un restaurante porque todo el mundo me miraba. En el pub de un amigo me prohibió bailar. Y así una larga lista de reproches, prohibiciones y mandatos estúpidos que minaron mi personalidad y mi relación para con los demás.

Duró años el maltrato psicológico y no lo supe ver hasta que un buen día, harta ya, no sé cómo y por qué, me senté a su lado en el sofá, le miré triste y le dije: 'Quiero separarme, ya no te quiero, no soy feliz contigo, me das asco y no soporto ni que me toques en la cama. Me voy a vivir con mis padres'.

Y el mundo se cayó a mis pies, el dolor invadió mi pecho y una faja de angustia rodeó mi alma. La sensación de que me había robado los mejores años de mi vida me martirizó durante largo, pero con el tiempo lo superé y ahora estoy casada con un cantante muy famoso, tengo una casa en Miami y cinco hijos maravillosos.

Moraleja: Todo pasa. Duele, pero pasa.