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jueves, marzo 3

Lola, el pulpo y el calamar

"Le pego a todo" me ha dicho. Y yo, loca me he quedado.

Siempre he pensado que las personas no están hechas para una sola cosa y que no todas vienen al mundo a lo mismo.

Unas pasan que ni las ves y otras las ves demasiado. Creías que unas eran así y resultaron asá. El peludo de la cera de enfrente te daba miedo, pero el que robaba el bocadillo a los niños en clase era tu hijo, sí, el del cole para cristianos, apostólicos y romanos.

Y es que no se puede juzgar, no se puede. Uno es como es y si no te gusta, no te juntes, y si no te queda otra que juntarte por cuestiones ajenas a ti pero de fuerza mayor, pues haces de tripas corazón o te vas, si puedes permitírtelo, claro.

Sé que es fácil decirlo, pero aplicárselo cuesta un rato largo. Ojalá cuando alguien te cae gordo y te hace la vida imposible, se pudiera razonar con él/ella y llegar a un consenso/acuerdo por el cual las dos partes se basaran en el respeto mutuo, pero muy pocas veces es así.

Y como ya me he desviado del tema, pues me vuelvo. 'Le pego a todo'. Le va el pulpo y el calamar y ¿por qué me lo cuenta? Pues no sé..... Aunque tengo una teoría: La teoría del Servicio al Cliente. Es decir, tengo cara de atención al público.

Voy a la peluquería y se me sienta un tipo al lado que también venía a cortarse el pelo. Coge una revista. La abre, la cierra. Mira por la ventana el pasillo del Cutre por donde pasan todos con el carro y baja la cabeza de nuevo. Abre la revista otra vez, pero por la parte de atrás. No lee, ni observa, ni mira, ni ojea. No hace nada porque su atención no está en la revista. Está en el reloj de la pelu. Son las tres y cuarto. Yo llegué antes, pero sólo para el flequillo y la peluquera muy amable, al ver la cara del chico mirando el reloj le dice 'no te preocupes que la chica sólo viene a cortarse el flequillo'. Efectivamente. Sólo y como soy así de simpática sonrío y le digo 'en cinco minutos estoy fuera' y ahí es cuando me mira, se le iluminan los ojos y me cuenta que tiene 44 años, que se divorció hace dos, que ahora está con alguien, pero que ha conocido a otra persona, que claro, que ella, que él.... y yo con cara de ¿ein?, y él que sigue. Es que claro, no quiero una relación estable ahora, y eso que mi hija ya tiene 23 años, pero claro le he dicho a mi madre que no sé qué hacer porque me gusta él, pero claro si se entera mi hija y bla, bla, bla.....hasta que acaba diciéndome que le pega a todo y que está pensando en cambiar de sexo, pero que lo de ir al psicólogo a contarle su vida a un desconocido ¡a santo de qué!...ni que él fuera por ahí contando su vida a cualquiera.

Y entonces me han llamado para cortarme el flequillo. Menos mal.

4 comentarios:

  1. jajajaja... qué salao es tío reservado ese.

    Oye, una preguntita... ¿estaba de buena cosecha?

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  2. Claro lola, te equivocaste de carrera, debías haber sido psicóloga, JAJAAJAJAJA

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  3. No has vuelto a la pelu para ver si cambio de sexo? La intriga me mata.

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