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domingo, mayo 8

Sin graves no hay paraíso

Me encontraba en la calle Colón, subiendo hacia Correos por la acera de las tiendas de ultramarinos. Iba en busca de una botella de vino, ni muy cara, ni muy barata, que estuviera bien para hacer un regalo a alguien especial. Era sábado, hacía sol. El centro estaba lleno de gente. Las ropas que vestían ya lucían colores primaverales y yo iba de negro. Como no podía ser de otra forma. Acababa de salir de mi clase de lucha y llevaba las mallas, la camiseta de tirantes, las deportivas y la mochila con el resto de cosas. Sentía como los caballeros que me cruzaba se giraban para mirarme al trasero. (Dejemos que disfruten un poco. Hay tan pocos como el mío. Bueno, sigo).

Estaba a punto de llegar a la primera de las tiendas y justo cuando cruzaba la estrecha calle del Papa Luna sentí como algo me empujaba hacia el suelo y caía. Todo ocurrió muy deprisa. Sentí un tirón, un golpe en la cabeza seguido de un atontamiento repentino. Me quedé desvanecida en el suelo durante algunos segundos, supongo, porque en cuanto me recuperé algo más, vi a través de mis cabellos como un tipo andrajoso, delgaducho y con aspecto de pocos amigos, me estaba robando el dinero de la cartera. No me moví, dejé que cogiera lo que quisiera, pero una rabia inmensa comenzó a apoderarse de mi y en cuanto soltó mi mochila y comenzó a correr, salí tras él. No le grité, simplemente cuando ya lo tenía a un metro, me lancé sobre su espalda y lo tiré al suelo. Forcejeamos unos instantes y en cuanto tuve ocasión, le agarré un brazo y se lo torcí. Se oyó un clac asqueroso. Coloqué mi rodilla sobre el brazo torcido y le agarré el otro para inmovilizarlo. Comencé a gritar, pero por allí no había nadie. No podía retenerle más, me estaba quedando sin fuerzas. El poca cosa aquel tenía más fuerza que Terminator. Me gritaba que como se soltase me mataba. La verdad es que hasta ese momento no me di cuenta del desaguisado en que me había metido.

Pero de repente...¡Síiiiiii!.. Apareció él con su chupa de cuero. Era el hombre más guapo, más fuerte y más macho que jamás había visto. A medida que se acercaba, el tiempo se ralentizaba y se aceleraba en fracciones de segundo. Se formaron pequeños remolinos de aire que golpeaban su melena y sus pasos producían temblores en la tierra como si fueran zancadas de dinosaurio en busca de presa. Cuando ya lo tuve encima, me tomó de la mano e hizo un gesto para apartarme cuidadosamente con mucha ternura y virilidad. El mindundi estaba tan flipado que no cerraba la boca. Agarró al delincuente por la espalda y lo tiró contra un contenedor de basura. Después lo volvió a agarrar, pero esta vez del cuello para levantarlo tres palmos del suelo. Le metió la mano en el bolsillo y le sacó mi dinero que me tendió con la mano hacia atrás sin girarse.

Mientras tanto, alguien había llamado a la policía y un coche patrulla apareció al instante. Los agentes bajaron del vehículo arma en mano y tuve que gritarles que él no era el delincuente, que el que me había robado era el esmirriado. Le pidieron que lo soltara y lo dejó caer al suelo. Mi héroe se separó de él y comenzó a caminar hacia mí. Yo comencé a caminar hacia él también. Cuando ya estábamos uno frente al otro, fui a darle las gracias y me dijo en una voz de pito aguda como en los dibujos animados '¿Qué? ¿T'hamolao, eh?'. ¡Tenía los dientes negros! De repente grite ¡Nooooooooooo! ¿Pero qué era esto?¿Una broma de cámara oculta o qué? Se me aceleró el corazón, comencé a no poder respirar. Vi como se me salían los ojos de las cuencas y entonces, me desperté sentándome en la cama de un brinco con el corazón a mil. ¡Había sido un mal sueño! ¡Menos mal!... Fui al baño a mojarme la cara y me encontré la tarjeta del restaurante donde había cenado la noche anterior 'Restaurante Hollywood - Donde tus sueños se hacen realidad'.....¡Y una porra!

3 comentarios:

  1. ajajajaj, que bona la lola, tot li pase a ella probreta meua, jajajaj
    dra. brona

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  2. ¡Me ha encantado! Ya tenía ganas de leer algo nuevo de Lola...
    Con esta historia se confirman dos cosas. La primera es que, en ocasiones, los príncipes de los sueños se convierten en ranas en cuanto abren la boca. La segunda, que las clases de lucha pueden llegar a ser muy útiles.
    ¡Besos!

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  3. Gracias a los dos!!!!...me alegro de que os haya gustado...Un beso y un abrazo!!!!....:-PPP

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